miércoles, 31 de marzo de 2010

Reacciones tras "El origen de las especies"

La teoría Darwinista considera como motor de la evolución la adaptación al medio ambiente derivado del efecto combinado de la selección natural y de las mutaciones aleatorias. A pesar de ser generalmente aceptada, ha planteado desde su inicio bastantes problemas desde el punto de vista científico.

En el ámbito popular, la reacción más recurrente se reflejó en las sátiras y caricaturas publicadas en los periódicos y revistas de la época, ya que la teoría de la evolución afectó la posición de la especie humana en la jerarquía animal. El vínculo genealógico entre el hombre y otros primates enfrentó también a la comunidad científica. Huxley, defensor del evolucionismo, y Richard Owen, cuyas objeciones a las tesis del Origen habían aglutinado a gran parte de los críticos de Darwin, mantuvieron un intenso debate durante dos años en torno a las similitudes y diferencias anatómicas entre los cerebros de humanos y primates. La campaña de Huxley tuvo un éxito devastador en el derrocamiento de Owen y la "vieja guardia".

En sintonía con la acogida popular del Origen, gran parte de la comunidad religiosa reaccionó con virulencia ante la defensa de la evolución, considerándola incompatible con el relato de la Creación narrado en las Escrituras y la posición privilegiada que el hombre ocupaba en ella. No obstante, la reacción de la Iglesia de Inglaterra no fue unívoca. Los antiguos tutores de Darwin en Cambridge, Sedgwinck y Henslow descartaron sus ideas, pero teólogos liberales como Charles Kingsley interpretaron la selección natural como un instrumento del diseño divino. Asa Gray mantuvo largas discusiones teológicas con Darwin, quien importó y distribuyó su obra en defensa de la evolución teísta, titulada La selección natural no es inconsistente con la teología natural. Ese mismo año tuvo lugar en Oxford el célebre debate en torno a la evolución, durante un encuentro de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia. En él se enfrentaron filósofos, teólogos y científicos a favor y en contra de la teoría de Darwin. El obispo de Oxford, Samuel Wilberforce, aunque favorable al evolucionismo, se mostró contrario a la explicación darwinista de la transmutación de las especies. Entre los defensores de Darwin se encontraban Joseph Hooker y Thomas Huxley, llamado desde entonces el “bulldog de Darwin” por su feroz apoyo al darwinismo.

Entre las críticas científicas, uno de los escollos fundamentales para la aceptación del evolucionismo afectó a la edad de la Tierra, que según los cálculos de Lord Kelvin era demasiado breve como para posibilitar la evolución gradual defendida en el Origen. La cuestión sólo sería resuelta, a favor de Darwin, tras el descubrimiento de la radioactividad y su aplicación al fechado de la edad de la Tierra.

En resumen, como en todas las cosas que suponen un gran cambio en el pensamiento de la sociedad hay personas demasiado entusiasmadas con las nuevas ideas y que ven evolución en todos los ámbitos y gente que por mucho que se les explique no aceptan la teoría de Darwin y por supuesto, intentan desprestigiarla por todos los medios.


Fuentes:

http://www.molwick.com/es/evolucion/134-darwin.html#texto

http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Darwin